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Jesús anuncia su muerte(A)

31 Comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del hombre padecer mucho, ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, ser muerto y resucitar después de tres días. 32 Esto les decía claramente. Entonces Pedro lo tomó aparte y comenzó a reconvenirlo. 33 Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo:

—¡Quítate de delante de mí, Satanás!, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo:

—Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 35 Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará, 36 porque ¿de qué le aprovechará al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? 37 ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

38 Por tanto, el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

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La circuncisión, señal del pacto

17 Abram tenía noventa y nueve años de edad cuando se le apareció Jehová y le dijo:

—Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y sé perfecto. Yo haré un pacto contigo y te multiplicaré en gran manera.

Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:

—Éste es mi pacto contigo: serás padre de muchedumbre de gentes. No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Te multiplicaré en gran manera, y de ti saldrán naciones y reyes. Estableceré un pacto contigo y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: un pacto perpetuo, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti.

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15 Dijo también Dios a Abraham:

—A Sarai, tu mujer, no la llamarás Sarai, sino que su nombre será Sara. 16 Yo la bendeciré, y también te daré un hijo de ella. Sí, la bendeciré y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos nacerán de ella.

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23 Los que teméis a Jehová, ¡alabadlo!
¡Glorificadlo, descendencia toda de Jacob!
¡Temedlo vosotros, descendencia toda de Israel!,
24 porque no menospreció ni rechazó el dolor del afligido,
ni de él escondió su rostro,
sino que cuando clamó a él, lo escuchó.

25 De ti será mi alabanza en la gran congregación;
mis votos pagaré delante de los que lo temen.
26 Comerán los humildes hasta quedar saciados;
alabarán a Jehová los que lo buscan;
vivirá vuestro corazón para siempre.

27 Se acordarán y se volverán a Jehová
todos los confines de la tierra,
y todas las familias de las naciones
adorarán delante de ti,
28 porque de Jehová es el reino
y él regirá las naciones.

29 Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra;
se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo,
aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.
30 La posteridad lo servirá;
esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.
31 Vendrán y anunciarán su justicia;
a pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.

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La promesa realizada mediante la fe

13 La promesa de que sería heredero del mundo, fue dada a Abraham o a su descendencia no por la Ley sino por la justicia de la fe, 14 porque si los que son de la Ley son los herederos, vana resulta la fe y anulada la promesa. 15 La ley produce ira; pero donde no hay Ley, tampoco hay transgresión. 16 Por eso, la promesa es fe, para que sea por gracia, a fin de que sea firme para toda su descendencia, no solamente para la que es por la Ley, sino también para la que es de la fe de Abraham. Él es padre de todos nosotros, 17 como está escrito: «Te he puesto por padre de muchas naciones.» Y lo es delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si fueran.

18 Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia.» 19 Y su fe no se debilitó al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. 20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció por la fe, dando gloria a Dios, 21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. 22 Por eso, también su fe le fue contada por justicia.

23 Pero no sólo con respecto a él se escribió que le fue contada, 24 sino también con respecto a nosotros a quienes igualmente ha de ser contada, es decir, a los que creemos en aquel que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, 25 el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

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